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Orihuela no logra reducir los índices de pobreza pese al incremento de ayudas públicas y donaciones

Imagen del banco de alimentos

Las cifras de la pobreza en Orihuela no bajan pese a una cierta mejoría económica. El perfil de una persona pobre puede ser el de cualquier trabajador con riesgo de exclusión social si sus condiciones laborales, en términos de bajos salarios, temporalidad y precariedad, les impide salir de esa situación. A ello hay que añadir a las personas que se encuentran en situación de pobreza extrema porque su renta se sitúa por debajo de la media de unos 200 euros mensuales.

Los datos que manejan las tres principales organizaciones de ayuda en Orihuela relativas al año 2018, con respecto al año anterior, confirman la situación estanca.

La Casa de la Caridad, ubicada en la calle Comedias y que gestiona Cáritas Interparroquial, sigue siendo a diario punto de encuentro para personas en busca de alimento, ropa o un lugar donde pernoctar o asearse e incluso curar heridas. El servicio de acogida de la conocida como ‘Casa Galilea’, atendió este año a 230 personas, que han visto cubiertas sus necesidades, además de acceder a un servicio de información, orientación y asesoramiento individualizado, centrado en sus primeras demandas y necesidades.

Como señala Manuel Sáez, director de la Casa de la Caridad, «tenemos lista de espera de personas para ser atendidas; personas que no tienen nada y que están en la calle buscando la forma de subsistir». Buena prueba de ello es que, si en 2017 en esta sede de Cáritas entregaban tres bocadillos diarios a personas transeúntes, durante este 2018 la media supera los seis bocadillos cada día.

Cruz Roja Orihuela lleva atendidas este año a casi 3.900 personas, con cerca de 9.700 atenciones. La cifra refleja un 10% menos que en 2017, pero la justificación pasa «por el recorte de las cuantías económicas de las subvenciones obtenidas por esta institución y por el incremento de ayudas de la administración pública», según indica Pilar Ibáñez, directora técnica de la organización.

El perfil de usuarios que acuden a la asamblea local, ubicada en la calle San Agustín, es el de una persona o familias en situación de exclusión social debido a su condición de desempleado de larga duración o con escasos ingresos por trabajo sumergido. Buscan ayuda para cubrir sus necesidades básicas en alimentación, higiene y material escolar, pero también un posible empleo. La responsable de Cruz Roja destaca el aumento de atenciones a mujeres víctimas de violencia de género y a solicitantes de asilo.

Para Inmaculada Sánchez, coordinadora de Vega Baja Acoge, «la situación se mantiene y no hay mejoría con respecto a 2017».

En 2018, además de mantener las situaciones de urgente necesidad como desde hace años, han aumentado a 10.878 las demandas de atenciones, que se extienden a todos los miembros de una familia. Sánchez asegura que la mejoría laboral en muchos inmigrantes «apenas repercute en su economía, y nos enfrentamos a situaciones bastante complicadas».

En los últimos 15 meses, la entidad ha acogido a seis familias de refugiados de diversa procedencia, formadas por un total de 19 personas.

Una Navidad más solidaria

Tanto Cáritas como Cruz Roja y Vega Baja Acoge necesitan de la solidaridad de los ciudadanos para poder hacer frente a todas las necesidades que requieren las personas a las que atienden a diario. En estas fechas la atención se centra en las familias más desfavorecidas, pero especialmente en los menores, para que ningún niño o niña se quede sin regalo en Navidad.

En la Casa de la Caridad de Cáritas son necesarios productos de aseo, ropa y material didáctico, dado el perfil de las personas que acuden.

Por parte de Cruz Roja se ha puesto en marcha el proyecto de juguete didáctico. Se recogen juguetes nuevos, que se entregaron a las familias de los menores los días 19, 20 y 21 de diciembre para que puedan colocar los regalos en sus casas.

En Vega Baja Acoge reúnen alimentos para las familias en situación de riesgo social y mantienen el programa específico a menores de los colegios Virgen de la Puerta y Andrés Manjón, donde celebran una fiesta de fin de año.

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