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Nuevas restricciones, los contagios y el temor al virus motivan los primeros cierres en la hostelería oriolana

Los establecimientos de restauración permanecerán cerrados hasta el 1 de marzo

Cerca de una decena de establecimientos ha decidido echar la persiana, algunos de forma temporal, debido a la caída de ingresos en el inicio del año más incierto que se recuerda

Son conscientes de que no son los únicos pero sí uno de los más perjudicados, junto al sector del ocio, en general, y la cultura. Y es que al cierre total de marzo de 2020, se han sucedido distintas limitaciones a la actividad y restricciones permanentes de horario que han hecho inviable cualquier atisbo de recuperación. El sector de la hostelería oriolana que engloba a bares, restaurantes, cafeterías, ha comenzado a registrar las primeras ‘bajas’, algunas temporales pero otras, por desgracia, definitivas. La fatiga acumulada por sobrevivir con casi los mismos gastos de siempre pero sin los mismos ingresos, sumado a los contagios registrados entre los propios trabajadores; las nuevas restricciones, que obligan al cierre a las 17 horas; el aumento del temor al virus entre la población por la actual escalada de contagios, y la acostumbrada cuesta de enero conforman un cóctel demasiado gravoso, al que además se suma ahora la subida del precio de la luz, un suministro básico y un coste importante para las cuentas de cualquier bar, cafetería o restaurante.

La subida del precio de la luz suma un escollo más para un ramo muy castigado por la pandemia

Esta ‘ensalada’ de ingredientes, difícil de digerir, ha motivado que cerca de una decena de locales afincados en la capital de la Vega Baja haya optado por bajar la persiana. Los más afortunados lo hacen a la espera de tiempos mejores; y los menos, para frenar la sangría de forma definitiva.

Para ser testigo de este triste panorama, que arrebata hálitos de vida a la ciudad, basta solo con dar un paseo y fijarse en locales cerrados donde un cartel deja constancia de una ‘hemorragia’ incontenible.

La cancelación de las procesiones, el Mercado Medieval y otros eventos supone también un duro revés

Si a este complejo escenario se le suma la reciente noticia de la suspensión de las procesiones de Semana Santa, sumada a la cancelación del Mercado Medieval y del Medio Año Festero, la ecuación lejos de dar algún resultado, se viene abajo. En definitiva, por el momento, los empresarios del ramo consultados por ‘Activa’ no hallan esperanzas o motivaciones a corto plazo a las que aferrarse. Sólo les queda intentar aguantar la tormenta como sea, aunque ello conlleve un cierre temporal, y esperar a que el Gobierno central y autonómico se decidan a establecer alguna línea de ayudas directas que les permita ‘resistir’. Reconocen que, sin los ERTES, la catástrofe sería mayúscula y agradecen los esfuerzos del Ayuntamiento de Orihuela por echarles una mano, ya sea en forma de mayor espacio para las terrazas, exoneración de tasas por ocupación de vía pública o peatonalización de vías en determinados periodos y zonas urbanas. Cabe destacar que ayer mismo, la Generalitat anunció un plan de rescate dotado con 340 millones de euros.

También admiten que los clientes oriolanos han estado siempre a la altura, manifestando su apoyo al sector de forma continua y entienden que la situación epidemiológica actual de Orihuela, con una tasa de incidencia acumulada que rebasa la cifra del millar, lo que la sitúa en riesgo extremo, llama al autoconfinamiento por el creciente temor al contagio. «Lo entendemos y compartimos porque, de hecho, muchos hemos tenido que cerrar por algún contagio entre nuestros empleados o por contacto con positivos, e incluso lo hemos padecido en nuestras propias carnes. Es comprensible».

Lo que no entienden ni comparten es el «señalamiento» permanente hacia una actividad económica vital para la economía y el empleo y que apenas ha registrado focos o brotes: «La inmensa mayoría cumplimos la normativa a rajatabla y nos esforzamos a diario en no dejar pasar ni una, ni en cuestiones de aforo ni limpieza ni otras tantas cosas, para que nuestros clientes estén seguros. Por ello, apenas hay brotes o focos en bares o restaurantes. Todos sabemos que los contagios no se producen ni en los bares, ni en los comercios ni en los colegios… se dan, en la mayoría de los casos, en las mismas familias o por reuniones sociales con amigos, fuera de nuestros locales, donde nadie controla ni el uso de mascarillas ni la distancia de seguridad ni nada de nada».

Y es que, para muestra, un botón. Según datos aportados por la patronal CEOE, la hostelería es la tercera industria nacional, con un 6,2% del PIB y un 8,7% del total de ocupados. Asimismo, ‘Hostelería de España’ ya aportó el pasado mes de diciembre datos escalofriantes. Según el estudio ‘Impacto de Covid-19 en la Hostelería en España”, elaborado conjuntamente por la consultora Bain & Company y la firma de servicios profesionales EY (antes Ernst & Young), los efectos de la pandemia podrían provocar una caída de la facturación anual del sector hostelero español de hasta 55.000 millones de euros solo en 2020 (lo equivalente a un 40%). Además, el empleo podría sufrir también un fuerte impacto, con hasta 680.000 puestos de trabajo afectados en los momentos más críticos del proceso y una pérdida estructural definitiva de 207.000 puestos de trabajo. Sin medidas de apoyo para aumentar los niveles de liquidez, la necesidad de financiación de las compañías hosteleras para cubrir los gastos fijos operativos durante la crisis fluctuaría entre los 6.000 y los 16.000 millones.

En definitiva, ese difícil equilibrio entre salud y economía se hace más necesario que nunca y todo pasa por lograr revertir este tercer ‘tsunami’ y pisar el acelerador de la vacunación. Los hoteleros lo tienen claro. Hay que respetar y cumplir las medidas de prevención pero sin olvidar conceder facilidades para garantizar la supervivencia de los sectores económicos más perjudicados por la pandemia.

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