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Miguel Hernández no les pertenece

Claman al cielo los políticos que también se han arrogado el título de “progresistas” por la destrucción de unas placas que rezaban un poema de Miguel Hernández en un monumento en memoria de las víctimas de la guerra civil y la represión posterior en el cementerio de la Almudena. No encuentro la misma vehemencia por su parte en la defensa de los “aceituneros de Jaén, aceituneros altivos” que protestan en las calles hoy. Y mucho menos se identifican con Miguel cuando afirma como amante del toro y de la fiesta:

“No soy de un pueblo de bueyes
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta”
uniendo el carácter del pueblo español al orgullo del toro bravo, el cual quieren hacer desaparecer al acabar con la lidia, único motivo de su existencia.
Tampoco acatan su consejo cuando nos impele a mantener unida a la “Madre España”
“Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites,
los efectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre grande.”

Se apropian de su figura como “poeta del pueblo” porque también se consideran sólo ellos “El Pueblo” y el que no está con ellos automáticamente se convierte en “enemigo del pueblo”. Es todo tan viejo y manido… que da miedo por lo ya vivido.
Miguel Hernández nos pertenece. Pertenece a todas las personas que nos emocionamos con su lírica.
A todos los que amamos la cultura.
A todos los que añoramos la libertad.
A todos los que abominamos la injusticia.
A todos los que queremos lo mejor para la humanidad.
Por esa razón algunos hemos dicho ¡basta! Porque lo que pretende este gobierno autonómico con la aplicación de la ley del Plurilingüismo es que en la tierra donde nació y creció Miguel Hernández y en el colegio en el que aprendió a leer se acabe educando a nuestros hijos mayoritariamente en otros idiomas que no son la lengua en la que el poeta dejó escritos los versos más conmovedores que jamás se han escrito. Que en el pueblo del “Poeta del pueblo” no se pueda aprender en la lengua del propio pueblo. Absurdo pero real y, por ello, espeluznante. Una aberración que habría que explicar a los visitantes de la “casa museo Miguel Hernández” provenientes de otras partes de España y de Hispanoamérica para ver qué opinaban.
El mayor homenaje que le pueden hacer a Miguel Hernández los responsables políticos no es apropiarse de su figura y rasgarse las vestiduras buscando el oportunismo político cuando encuentran ocasión. El mayor homenaje sería enseñar la obra del poeta en toda su dimensión, educar de la mejor manera posible a las futuras generaciones para que adquieran la máxima cultura en la medida de sus posibilidades intelectuales, en su lengua materna y, sólo después, aprender los idiomas que sean capaces acorde a sus capacidades.
Lo importante no es hablar muchos idiomas. Lo realmente importante es tener algo interesante que decir en alguno. Y aprender sobre todo Historia de la Humanidad… para no repetir nunca más errores del pasado. Trágicos errores como los que acabaron costándole la vida a nuestro irrepetible poeta.

Autor: Raimundo Robles Martínez
Miembro de la plataforma de AMPAS Vega Baja

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