- Advertisement -

Los intentos de Marzá por ‘suavizar’ la aplicación del plurilingüismo no convencen a padres ni docentes

La implantación del valenciano en los centros públicos de Secundaria de la Vega Baja se presenta como una tarea complicada tanto para Consellería de Educación como para los propios centros educativos y, por supuesto, para los alumnos.

El calendario dispuesto por la Generalitat contempla aplicar el plan de plurilingüismo en Secundaria, Bachiller, FP, ciclos formativos, educación especial y educación de adultos desde el próximo curso 2020/2021. Dicho plan implica que un mínimo del 25% de asignaturas se den en valenciano, además de la propia asignatura en valenciano, y que se impartan 2 o 3 asignaturas más en valenciano equivalentes a 6 horas lectivas a la semana. También contempla un mínimo entre un 15% y un 25% de asignaturas en inglés, sin contar la propia enseñanza del inglés.

La legislación aprobada en la Comunidad Valenciana no distingue para la aplicación del plan de plurilingüismo entre zonas castellano hablantes de las valenciano hablantes y pide su implantación en todos los niveles, al mismo tiempo. Hasta ahí la teoría, porque la práctica en la comarca de la Vega Baja distará mucho de lo previsto.

El modelo planteado también ofrece muchas dudas a los directores de instituto debido a la falta de recursos para desarrollar la formación, especialmente por la capacitación del profesorado para impartir las asignaturas como matemáticas o historia en valenciano o en inglés.

En un intento por aplacar las críticas, el propio conseller Marzá presidió una reunión el pasado miércoles en el IES El Palmeral de Orihuela a la que se convocó a medio centenar de directores de centros de Secundaria para anunciar una flexibilización del plan. Lo que Consellería propone ahora es que esa implantación comience en el primer curso de Secundaria y que sea progresiva, adaptándose además a las circunstancias de cada centro. Para ello serán los directores quienes presenten a Consellería su particular propuesta que, además, deberá aprobar el Consejo Escolar a modo de plan experimental, como se contempla en zonas castellano parlantes.

El secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, defendió en Orihuela esa medida que suavizó anunciando que, en los centros que lo soliciten, durante el primer curso de ESO no se darán en valenciano asignaturas troncales, sino que esas horas se completarán con proyectos que mejoren la comunicación en valenciano. Según indicó el responsable autonómico, «veo difícil justificar una oposición a una propuesta como la que se hace, adaptada a cada centro».

Los directores reclaman esa flexibilización «para que la ley se cumpla de una manera no invasiva», como señala desde el IES ‘Gabriel Miró’ de Orihuela, Miguel García. Para el director del IES ‘Mediterráneo’ de Torrevieja, Arturo de la Torre, «no veo margen para que, sin cambiar la ley, se pueda cambiar la realidad».

Precisamente es lo que piden desde la Federación de Asociaciones de Padres de Alicante (FAPA) ‘Gabriel Miró, «que esa ley sea consensuada con las familias», como indica su secretaria general, Sonia Terrero, para quien la ley es «un engaño más». Los padres afirman que los alumnos llevan un nivel bajo en valenciano e inglés, «y no están preparados para dar en esas lenguas las asignaturas troncales».

El concejal oriolano de Educación, Ramón López, es muy gráfico al indicar que «nos jugamos el futuro de muchos alumnos, porque dificilmente se garantiza la igualdad de oportunidades cuando unos recibirán la instrucción en su lengua materna con profesores que la dominan y para otros será justamente lo contrario».

Los comentarios están cerrados.