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La nueva Plaza de Toros transforma la imagen de uno de los accesos al centro y concita el apoyo vecinal

Entre sol y sombra se erige en uno de los principales accesos al centro urbano, desde la avenida Príncipe de Asturias y la calle Obispo Rocamora, el nuevo recinto de la plaza de toros. Las obras de remodelación concluyeron hace pocos días y han reconvertido el antiguo coso taurino en espacio para usos múltiples y zona abierta de ocio con nuevas dimensiones.

Aunque estaba previsto que concluyeran en octubre de 2018, el Ayuntamiento de Orihuela recepcionó el pasado 21 de mayo los trabajos que fueron adjudicados en enero de 2018 y que han supuesto una inversión de 565.000 euros, una vez sumadas una serie de trabajos de mejora al proyecto inicial adjudicado a la firma Caselles Valero S.L. por 399.529 euros.

El que fuese punto de encuentro para la afición taurina de Orihuela y la Vega Baja queda ahora como un recinto para ocio y espectáculos con capacidad para 2.800 personas. Cuenta con zonas verdes, un parque infantil y está previsto que albergue una cafetería y una sala museo dedicada precisamente a recordar la historia taurina de Orihuela, como han venido demandando desde colectivos afines al mundo de la tauromaquia. También se han ejecutado mejoras muy notables en la zona exterior, con nuevas luminarias y señalización, así como una mayor accesibilidad.

Tras más de 30 años de abandono, el mal estado del graderío solo ha permitido conservar el anillo inferior del mismo y hubo que demoler tres de sus cuatro anillos periféricos. Además, durante años no se tuvo en cuenta el valor patrimonial de algunos elementos que finalmente se han podido conservar, como herrería, sillería, burladeros y portones.

‘A toro pasado’
El complejo resultante suscita todo tipo de opiniones entre quienes se paran a contemplarla y, ‘a toro pasado’, recuerdan aquellas corridas que trajeron a la ciudad a las primeras figuras del mundo de la tauromaquia. Es una imagen que no volverá a este recinto, porque como ya señaló el alcalde, Emilio Bascuñana, al presentar el proyecto, «no está preparado para ello».

Este anuncio motivó incluso que la peña taurina oriolana ‘José María Manzanares (hijo)’ presentara una acción pública urbanística a fin de exigir al Ayuntamiento «la renovación total del edificio e instalaciones, respetando el criterio general de la composición y articulación de la fachada, cubierta y resto de elementos arquitectónicos».

‘Cambio de tercio’
Nadie niega que la zona ha experimentado un cambio muy significativo, algo que no pasa desapercibido para la mayoría de los vecinos. Recuerdan que, hasta aquel 12 de marzo de 2018, cuando llegaron los obreros para iniciar el derribo, el inmueble era una ruina que comenzaba a caerse a trozos y un peligroso foco de suciedad que albergada plagas de insectos y roedores que, a su vez, atrajeron y asentaron allí una colonia felina formada por decenas de gatos.

Ahora, como destacan desde la plataforma vecinal creada para pedir una solución al entonces deplorable estado de la plaza, «es agradable tener y poder aprovechar el espacio de la plaza de toros, asomarse al balcón o bajar a la puerta de tu casa y ver el ambiente de la gente paseando»·.

Pero estos vecinos creen que es posible mejorar lo hecho con pequeñas actuaciones. Comentan que el vallado que limita el parque infantil con avenida Obispo Rocamora «es escaso y debería de ampliarse para evitar posibles accidentes». También creen que existe escasez de zonas de sombra, «aunque es cierto que han plantado árboles que tardarán varios años en crecer». Por otro lado, creen que sería bueno que el acceso al interior del ruedo estuviera abierto al público, «al menos durante las horas del día».

Respecto a lo que supone el cambio de la plaza de toros para el entorno, esperan que el Ayuntamiento conserve la medida que adoptó durante la obra, de permitir el aparcamiento en línea en la Avenida Príncipe de Asturias, «ya que ha construido a paliar el problema de escasez de plazas de aparcamiento en la zona».

Las opiniones recogidas por ‘Activa’ entre comerciantes de la zona se suman a las expresadas por la vecindad. Unos y otros esperan «con entusiasmo», por parte del Ayuntamiento, la programación de toda clase de actividades y eventos en el nuevo espacio de la plaza. Señalan que, de este modo, «se reactivará la actividad comercial de un área urbana que lleva muchos años en continuo retroceso».

«Lo hecho en la plaza de toros es lo mejor para Orihuela»

El alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, se muestra convencido de haber convertido «lo que era una situación nefasta para esta ciudad, con un edificio en ruina, en una oportunidad como lugar de ocio y disfrute para la ciudadanía».

Sobre el coste de la obra, cree que ha sido «muy razonable y muy contenido». Bascuñana rechaza la palabra ‘sobrecoste’ y asegura que se han realizado actuaciones «que en un principio no estaban contempladas y que se vieron necesarias una vez que se desarrollaba la obra para complementar el proyecto inicial tras descubrir una serie de incidencias que se desconocían».

El primer edil oriolano afirma que la nueva plaza de toros puede ser inaugurada «en cualquier momento» y, aunque no hay fecha prevista, no descarta hacerlo en las próximas semanas a falta de abrir tanto el museo taurino como la cafetería, «porque las instalaciones están ya terminadas y entregadas».

Sobre ese espacio dedicado a recordar la historia taurina de Orihuela, Bascuñana avanza que el Ayuntamiento cederá esa sala a las asociaciones interesadas en crear y gestionar ese espacio, «para lo que hay ya contactos». Con respecto a la cantina-cafetería, el procedimiento será sacar a licitación esa concesión y adjudicar el servicio entre las ofertas presentadas al concurso público. También queda pendiente la apertura de los aseos públicos, algo que tampoco se demorará.

A todas aquellas personas partidarias de recuperar la actividad taurina en la ciudad, Emilio Bascuñana, les recuerda que el primer proyecto era derribar la plaza y que a estos colectivos se les ofreció la alternativa que permitía la mejor solución al estado del inmueble, que era reconstruirlo dejando la esencia como plaza de toros con el anillo central y el ruedo, al menor coste posible. «Para los taurinos se tomó el acuerdo menos malo y la mejor opción para Orihuela», asevera.

 

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