La comparsa Realista realizó el viernes la más espectacular entrada mora que se recuerda, con un boato repleto de majestuosidad para arropar a Ricardo Pérez Zambrana como embajador moro.
El primero de los dos grandes desfiles cautivó a los miles de espectadores que llenaban las calles de una ciudad que se rendía a las huestes de la Media Luna.
El embajador moro recibió aplausos en todo el recorrido, ante la fastuosa carroza adornada por las figuras de un ejército de guerreros sobre quienes sobresalía el conquistador de la ciudad. Para arroparle y dar majestuosidad al boato, los sonidos de más de 200 músicos cautivaron a las miles de personas que presenciaban un desfile que se extendió poco más de tres horas.
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