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El turismo residencial, una alternativa segura en tiempos de pandemia

Joaquín Torres, presidente de la Asociación de Empresarios de la Vega Baja (ASEMVEGA)

“Ante este panorama incierto y cambiante tenemos la oportunidad de seguir potenciando el turismo residencial por su capacidad para fortalecer la recuperación en la recta final del año”

Joaquín Torres. Presidente ASEMVEGA

El turismo, uno de los pilares fundamentales de la economía española y, muy especialmente, de la provincia de Alicante está viviendo la temporada alta estival más nefasta de las últimas décadas a causa de los efectos del COVID-19, que está provocando datos de ocupación inferiores al 50% en julio y algo superiores en agosto (gracias a la bajada de precios y al aumento de los visitantes nacionales ya que el turismo internacional ha bajado casi un 90%), multitud de instalaciones hoteleras cerradas y un buen número de empresas pendientes de la más que justificada ampliación de los ERTE  para intentar salvar el ejercicio sin cerrar las puertas definitivamente y despedir a las plantillas de trabajadores.

El sector vive una situación de incertidumbre permanente pendiente de las noticias sobre los rebrotes y sobre las decisiones de los países emisores respecto a las recomendaciones y medidas sanitarias (cuarentenas) para quienes deciden viajar a España. Exceltur cuantifica en unos 11.000 millones el impacto de la pandemia en el turismo de la Comunitat Valenciana.

La ausencia de visitantes internacionales está generando, según datos de la Federación Española de Viviendas de Uso Turístico (FEVITUR) pérdidas de unos 3.000 millones de euros y datos mínimos históricos de ocupación. Ante este escenario casi una tercera parte de este tipo de vivienda ha regresado al alquiler residencial tradicional.

Ante este panorama incierto y cambiante tenemos la oportunidad de seguir potenciando el turismo residencial por su capacidad para fortalecer la recuperación en la recta final del año, puesto que en la Comunitat Valenciana este segmento (fundamentalmente los propietarios de segundas residencias) genera más de la mitad del gasto turístico

Según datos de Turisme la autonomía es líder en turismo residencial. Más de la mitad de los 9,5 millones de visitantes extranjeros que visitaron la Comunitat en 2019 se alojó en viviendas particulares (su propia residencia, la vivienda de amigos o familiares o un apartamento de alquiler), de los que casi el 80% visitaron la Costa Blanca. Además, generaron el 59% de los más de 9.500 millones de euros que gastaron. A esto se suma que sus estancias son más largas y desestacionalizadas a lo largo de todos los meses del año.

La provincia de Alicante tiene la cifra más alta de viviendas turística de España de viviendas turísticas (326.000) y el turismo residencial genera 5.743 millones de euros anuales, a los que hay que sumar una cantidad similar en otros seis mil en compraventa de apartamentos, villas y chalets. Además, genera 96.000 empleos en la provincia, repartidos entre el sector de la construcción y servicios.

Torrevieja, número uno, y Orihuela, en el sexto puesto 

Los datos son más evidentes en la comarca de la Vega Baja, con dos ciudades situadas entre las diez más relevantes del ranking nacional de este tipo de vivienda: Torrevieja en el número uno y Orihuela en el sexto puesto.  El atractivo que tiene la comarca como lugar para vivir es evidente: el 30% de la población de la Vega Baja es extranjera (102 236 habitantes), lo que la sitúa como el territorio español con mayor porcentaje de población extranjera

Las ventajas del turismo residencial son tradicionalmente muy evidentes: desestacionaliza las visitas; genera estancias constantes, largas y fuera de la temporada alta; genera una buena parte del gasto turístico; crea un alto porcentaje del empleo directo e indirecto de la comarca (en mayo creó el 50% de todo el empleocomarcal); apuesta por la calidad de vida; fija la población en urbes de tamaño medio; favorece la cohesión, el equilibrio y la sostenibilidad del territorio con un urbanismo disperso de baja densidad, al tiempo que evita la concentración en grandes ciudades y limita el despoblamiento.

A esto se suma el efecto positivo ante la pandemia: mantiene la distancia social por la dispersión territorial, limita la movilidad y contribuye a minimizar los contactos sociales, al tiempo que es un marco ideal para el teletrabajo. El desarrollo residencial en la costa o en la huerta genera territorios más seguros frente al virus. En un momento de miedo a viajar, al contacto social, una segunda residencia se convierte en un destino más seguro.

La prolongación de la crisis sanitaria puede ser un factor que ralentice proyectos de largo plazo, aunque si se retoma la actividad a corto plazo se puede mantener el optimismo sobre la evolución del sector residencial tanto por un nuevo tirón del consumo y por la seguridad de la inversión. Creemos que es un buen momento para avanzar hacia un diseño de segunda vivienda preparada para la nueva realidad con más espacio y una distribución diferente, en la que primará una vida más segura e intensa en la vivienda para la unidad familiar.

Como indica un reciente estudio de la UMH, los nuevos turistas residenciales tienen una clara sensibilidad por el urbanismo y las construcciones de calidad constructiva y paisajística, con entornos sostenibles, respetuosos con el medio ambiente (con más zonas e infraestructuras verdes, con bosques urbanos, parques inundables, ahorro y reutilización de agua, reciclaje, etc.) que integran el uso de energías renovables. Al tiempo que buscan construcciones inteligentes realizadas con materiales ecológicos y más naturales.

Los expertos también apuestan como otro de los pilares fundamentales de la sostenibilidad del sector en los programas de renovación y rehabilitación de asentamientos residenciales antiguos.

En este contexto es necesario reforzar la acción diplomática para normalizar las relaciones con los mercados turísticos tradicionales (fundamentalmente el británico). De forma paralela es urgente reforzar las campañas de comunicación y de marketing, en el ámbito nacional, que muestren nuestra oferta como destino turístico residencial seguro, de salud y bienestar. En este nuevo escenario para potenciar un sector turismo residencial competitivo y con futuro, los productos se orientarán hacia la calidad constructiva, del entorno y de vida de sus ocupantes.

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