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El plan de Educación para la vuelta a las aulas en septiembre concita el rechazo de padres y docentes

Imagen de archivo del colegio público Manjón de Orihuela

Plantea a los centros de Infantil y Primaria la creación de ‘grupos estables de convivencia’ de Infantil a 4º con un máximo de 20 alumnos por aula y sin acceso de maestros especialistas

El retorno a las aulas, tras seis meses vacías, está cada día más cerca. Atrás queda ya el 13 de marzo de 2020, cuando el decreto del Estado de Alarma y el confinamiento de la población, ante el avance de la pandemia, obligó al cierre de todos los centros educativos del país. A partir de entonces, la comunidad educativa, en su conjunto, ha tenido que hacer frente a los numerosos retos impuestos por una situación excepcional, junto a la necesidad de mantener la actividad formativa fuera del entorno escolar y en pleno encierro.

Una vez superado este primer gran escollo, con sus más y sus menos, y concluido el curso escolar más atípico que se recuerda en la historia reciente de España, llega la hora de afrontar otro reto de proporciones desconocidas y que llega cuajado de miles de matices y aristas, tantos como escenarios pueda plantear un virus tan ignoto como incontrolable en su propagación. Dicho esto, no obstante, el tiempo apremia, tanto que se hace necesario y acuciante poner los puntos sobre las íes en materia educativa.

Hasta la fecha, lo único que se sabía al respecto es que las autoridades autonómicas en la materia han abogado de forma pública por una ‘vuelta al cole’ presencial para Infantil y Primaria. Hasta ahí, era todo cuanto había trascendido. Hasta esta pasada semana, cuando llegó la comunicación que la Conselleria de Educación, a través de su Secretaría Autonómica, enviaba a los centros públicos de Infantil y Primaria, también a los de Secundaria y Bachillerato, pero ese es otro tema que en ‘Activa’ abordaremos en próximas ediciones, dada la enjundia del asunto.

Esta comunicación recoge una serie de primeras recomendaciones que los centros tienen que poner en marcha con la máxima celeridad. Tanta que ayer, lunes 6 de julio, venció el plazo para comunicar a Conselleria la información requerida por la misma. A saber: el departamento que dirige el conseller Vicent Marzà plantea a los centros que conformen «grupos de convivencia estables» en todos los cursos de Educación Infantil y de 1º a 4º de Primaria, con un máximo de 20 alumnos.

Este planteamiento supone, en la práctica, el descenso de la ratio y la obligación de muchos centros educativos de crear nuevos grupos o clases por curso. «Una locura», opinan docentes consultados. «Un sinsentido», argumentan otros. Y es que crear nuevos grupos supone tener que hacer cábalas y romper clases ya asentadas para cumplir con el nuevo techo, además de buscar, donde no los hay, espacios donde ubicar estos nuevos grupos. En este punto, cabe también destacar que Conselleria incluso propone, de ser necesario, la creación del grupos mixtos, es decir, de clases donde coincidan distintos niveles, como pueden ser alumnos de 1º con otros de 2º.

Otra de las directrices marcadas que más polémica ha concitado entre asociaciones de padres y madres y docentes es que los centros deberán asignar a cada «grupo estable» un/a tutor/a que «será la única persona que interactúe» con el mismo. En la práctica esta orden supone que los maestros especialistas, como son los que imparten inglés, música, plástica, religión, valores cívicos e inclusos los que atienden a niños con necesidades educativas especiales (conocidos como PT y AL), no podrán acceder, como es habitual, al aula a impartir su asignatura o sesión, ni tampoco los escolares podrán salir de la misma. De forma que los tutores serán los encargados de asumir también la formación en estas materias. ¿Y cómo lo harán, si no cuentan con competencia suficiente? Pues, según Conselleria, los maestros especialistas que no tengan un grupo de convivencia asignado se coordinarán con el/la tutor/a «para elaborar materiales y actividades de su especialidad para cada grupo». También el profesorado especialista «puede dar sesiones a cada grupo mediante el uso de tecnologías de las que el centro disponga o adquiera (por ejemplo, utilización de pizarra digital, proyector o videoconferencia)».

Sobre este punto, el rechazo de progenitores y docentes es manifiesto. Muchos opinan que la mayoría de los centros no dispone de recursos para el uso de tecnologías y que, en el día a día, la supresión temporal de la sesiones de los especialistas traerá consigo un claro descenso en el nivel educativo en las materias afectadas, entre ellas inglés y música, y un evidente retroceso en la calidad de la educación ofertada en los centros públicos. Si a esto se le suma «la desatención» a alumnos con necesidades educativas especiales, el rechazo está servido.

Sonia Terreno, presidenta de la Confederación Valenciana de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (COVAPA), lo tiene claro: «Este sistema que se nos planeta no es pedagógico, no es educativo y no es inclusivo», opina. Según Terreno, tras conocer las intenciones de la Conselleria de Educación para el regreso a las aulas, «queda patente que de nada ha servido nuestra participación en los foros educativos, pues no se ha tenido en cuenta nada de lo propuesto».

Tanto padres como docentes apuestan por mantener la ratio, al igual que han hecho otras comunidades autónomas, y reforzar e intensificar las medidas de limpieza, higiene y seguridad sanitaria. «De nada sirve que se creen grupos de 20 sin contacto con otros docentes que no sean su tutor/a cuando luego esos mismos niños compartirán el mismo aseo, se juntarán con otros a jugar en los parques, irán a cumpleaños en parques de bolas, visitarán centros comerciales, etc… Es ridículo. Lo único que se consigue con esto es poner contra las cuerdas a la educación pública», lamenta un docente consultado.

Y es que las fuentes sondeadas por este semanario aseguran que, no solo los niños dejarán de tener clases de inglés, música o sesiones de audición y lenguaje o de pedagogía terapéutica, si no que los maestros especialistas van a ser los que cubran las plazas de tutor/a para los nuevos ‘grupos de convivencia’ que se creen. De forma que, lejos de lo anunciado, no se van a contratar más docentes ni se va a reforzar la plantilla de maestros para lograr así suplir todas las carencias que traiga consigo un final de curso atípico y un comienzo no menos atípico.

En lo que respecta a 5º y 6º de Primaria, las instrucciones de la Conselleria pasan por garantizar el mantenimiento de la distancia mínima interpersonal de 1,5 m., para lo que los centros deberán emplear «los espacios más grandes para ubicar estos grupos» y, en caso de que los espacios así lo permitan, «podrán matener los grupos actuales».

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