Las administraciones oriolanas esperan que se anime la demanda en diciembre si bien ya asumen un retroceso en la caja
El municipio pone a la venta algo más de 5,2 millones con un total de 26.373 billetes
No hay Navidad que se precie sin el soniquete que reina cada mañana del 22 de diciembre en cada rincón del país. Es más, para una inmensa mayoría de la población española, ese día arrancan de forma oficial las últimas fiestas del año, justo cuando el bombo comienza a girar y la ilusión de todos los que participan en este sorteo tan tradicional, cuyos orígenes se remontan al 1812, permanece intacta y a la espera del ritmo que imponga el canto de los niños de San Ildefonso.
Semanas antes de esta gran cita anual con la Diosa Fortuna, los décimos de la Lotería de Navidad corren por doquier: se comparten entre amigos, compañeros de trabajo, colegas de afición o agrupación cívica, parroquianos del bar de toda la vida, etc… Sin embargo, al igual que todo lo demás en este aciago 2020, los ritmos han cambiando y el que manda no es otro que un virus que trae de cabeza a todo el planeta.
La limitaciones a la movilidad, las reuniones sociales y la hostelería frenan la demanda
Orihuela, por desgracia, no es una excepción. La Sociedad Española de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) ha puesto a la venta en todo el término municipal oriolano la friolera de 5.274.600 euros, o lo que es lo mismo 26.373 billetes (cada billete se compone de 10 décimos o boletos). Ahora bien, una cosa es lo que se pone a la venta y otra lo que se vende. Consultadas por este medio de comunicación, distintas administraciones oriolanas confirman que la caída de las ventas es manifiesta. Por el momento, y hasta noviembre, ronda el 30%. La explicación a este descenso es bastante sencilla. Basta con aclarar que casi la mitad de la demanda de este tipo de lotería viene por colectivos externos de distinta índole, ya sean clubes deportivos, comparsas, asociaciones culturales… El hecho de no poder reunirse o hacer sus celebraciones ha impedido, asimismo, que hayan podido compartir o vender décimos, como es habitual. Si a ello se suman las limitaciones a la movilidad, que han impedido que muchos visitantes o turistas compren lotería fuera de su lugar de origen, o las restricciones a la hostelería, otro de los baluartes de esta actividad mediante la venta compartida, la ecuación no falla.
De hecho, lo que sucede en Orihuela es extensivo al resto del país. Sin ir más lejos, la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administraciones de Lotería (ANAPAL) ha calificado la situación actual del sector de preocupante, para afirmar que están en riesgo parte de los 14.000 empleos que genera esta actividad.
En Orihuela, buena parte de las administraciones son de origen familiar, lo que no quita que se enfrenten a un panorama incierto. Por lo pronto, esperan que en las próximas semanas se anime la demanda y que puedan salvar la que es la campaña más importante del año. Sobre todo, después de haber sido uno de los sectores que tuvo que echar el cierre en marzo y recurrir a los ERTE para sus empleados.
En cuanto a la demanda de números o preferencias de la clientela, cuentan en la administración de lotería número 2, en la Plaza de Cubero, que son muy apreciadas las combinaciones raras, como el 10000 o el 00009, quizás por aquello de que está siendo, de igual modo, un año raro, extraño, inimaginable.
En esta misma agencia explican que, si bien en 2019 se registraron en Orihuela ventas de récord por el tirón extraño que ejerció la DANA no sólo entre los propios oriolanos sino también en clientes de fuera que pensaron que la fortuna compensaría los daños sufridos por las terribles inundaciones de septiembre de 2019, este 2020 viene doblado, con menos venta y menos ánimo entre los parroquianos. Buena prueba de ello es el cartel, a modo de reclamo, que este mismo establecimiento ha colocado en su fachada y donde se puede leer el siguiente mensaje: ‘Urgente. Se necesitan clientes de Navidad. No es necesario experiencia’. Razón aquí’.
Los comentarios están cerrados.