“Desde hace algún tiempo, desde la Plataforma ciudadana Albatera No al vertedero, venimos asistiendo, perplejos, al intercambio de declaraciones, en los medios de comunicación, entre los portavoces de los distintos partidos de la comarca de la Vega Baja. Todo a cuenta de la basura. Suponemos que deben de sentirse importantes. Un puñado de grandes hombres capaces de forjar nuestro nítido destino emprendiendo la tarea de soltar el resorte. Consiguiendo con brillantez, o eso deben de creer ellos, alterar nuestra suerte personal.
Desde todas las fuerzas políticas se habla de la basura. De la basura y del calibre del compromiso y la responsabilidad para con el problema de unos y otros. Precisamente esos dos aspectos tan difíciles de evaluar, de medir, son los que están de manera constante sobre la mesa. No se debate sobre soluciones. Se debate sobre la culpa y, en algunos casos, con una frivolidad aterradora. En esta tarea andan los políticos que, en sus mejores versiones de pelmazos virtuosos, actúan para impresionar al votante, locos por culpabilizar, deplorar y castigar, mientras continúan destinando cantidades cada vez más elevadas de nuestros impuestos para hacer no se sabe bien qué con nuestra basura.
Todos, los de antes y los de ahora, nos prometieron hacer política para y con los ciudadanos pero, las estaciones siguen pasando y da la sensación de que jamás se plantearon el significado de semejante promesa. La broma no cesa, como tampoco la especulación, la teorización y eso que cualquiera identificará como el “espíritu persecutorio ” que se ha apoderado de todos los miembros de nuestra clase política. Qué decepción. Qué espectáculo. Como quedarse presenciando un dramático accidente de tráfico, un incendio o una explosión aterradora, un desastre público que hipnotiza tanto por su improbabilidad como por su carácter grotesco.
Está ocurriendo lo peor que podía ocurrir. Que nada cambiase. Vivimos, en esta tierra, una situación espeluznante con los residuos y nuestra clase política actúa como pollos a los que les han cercenado la cabeza. Hagan, por una vez, que nos sintamos orgullosos de algo, como por ejemplo, de deshacernos correctamente de nuestra basura. Hablen con nosotros. Entre ustedes. Dialogar no es difícil. Llevan años hablando. Ahora sólo falta que dejen de hacerlo cara a la pared.
Albatera, No al Vertedero.
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