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«Tres años después del asesinato de mi hija, creo que se protege muy poco a las víctimas»

En la Comunidad Valenciana las mujeres víctimas de maltrato cuentan con una amplia red de recursos para su atención, protección, asistencia y reinserción social, pero esos recursos han de mejorar en muchos casos para dar realmente el servicio que la víctima necesita.

El reciente y cercano asesinato ocurrido en Elda, vuelve a demostrar que algo falla en los protocolos de actuación en materia de violencia de género» ya que, en este caso, el agresor poseía un largo historial de denuncias y agresiones que no tuvieron la consideración necesaria para actuar de alguna forma que hubiera hecho posible evitar el trágico desenlace para Jessyca.

La última víctima mortal de la violencia machista en Orihuela fue Yolanda Aniorte Cuenca, de 40 años de edad, que fue encontrada muerta en la cama de su dormitorio con el cráneo partido en dos, en agosto de 2014. Días después era detenido su compañero sentimental, Juan Antonio, de 37 años.

Yolanda dejaba dos hijos: un niño de 10 años fruto de una relación anterior y una niña de apenas 4 años, hija del agresor. Ya han pasado poco más de tres años de aquel trágico momento, al que siguieron meses de angustia para la familia de la víctima, que se vio envuelta en un difícil proceso legal para conseguir la custodia de la niña, que llegó a ser entregada a la familia del agresor. Finalmente, Maruja Cuenca, madre de Yolanda, obtuvo la custodia de su nieta tras una incesante lucha de sus abogados.

«Nadie me ha preguntado cómo lo he pasado ni cómo estoy»
Activa Orihuela ha vuelto a hablar con Maruja para preguntarle si se ha sentido protegida por las administraciones, tanto el Ayuntamiento como la Consellería, y su respuesta ha sido muy clara: «se olvidaron de nosotros, porque desde entonces nadie me ha preguntado cómo lo he pasado ni cómo estoy. Solo he tenido el apoyo de mi familia y de algunos amigos». Maruja Cuenca hace ahora las funciones de abuela pero también de madre, y, como confiesa, «lo único que me motiva es sacar adelante a mi nieta».

El tiempo pasa y ya hace más de tres años del suceso, pero en esta familia nadie olvida, ni los dos hijos que dejó Yolanda. «Yo estoy sufriendo mucho, pero mis nietos están creciendo sin padre ni madre y los necesitan». También asegura que los niños han llegado a tener miedo, pensando en el momento que su padre salga de prisión, «y eso no lo podemos superar».

Esta mujer oriolana cree que la Justicia «es floja con los asesinos, porque hacen mucho daño» y afirma que se protege poco a las víctimas «porque como quieran matar a su mujer, lo harán en cuanto puedan, sin posibilidad de defenderse,, como le ocurrió a mi hija». Maruja pide a cualquier mujer maltratada «que lo denuncie rápidamente», pero también ofrece como consejo personal, «que estén muy pendientes de todo, porque si lo dejan pasar, se arriesgan a ser agredidas e incluso asesinadas. No hay que dejar de lado a un maltratador que supone un peligro».

«No quiero que les hablen de él»
Para esta familia, la vida sigue, aunque en condiciones duras para Maruja, quien en su deseo de proteger a sus nietos rechaza que cualquier persona hable o mencione a los menores todo lo concerniente a su padre. «No quiero que les hablen de él porque es el culpable de que mi hija no esté con mis nietos. Cuando sean mayores de edad, si quieren saber ya preguntarán. Ahora no tienen padre para nada.»

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