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Sentencia infame

Dice Amelia Valcárcel que “se niega a entrar en el estúpido juego de tener que demostrar el doble para obtener la mitad”. Pues bien, estos días me venían una y otra vez estas palabras ante la evidencia de que entres o no entres al juego, éste te atrapa. Y te atrapa porque no es ningún juego, sino todo un entramado patriarcal que nos atrae a las mujeres como a insectos. Y en ese entramado está la Justicia, mejor dicho, el Poder Judicial; porque es eso, un poder que ha ejercido este tribunal en contra de la denunciante, y en contra de todas las mujeres, ya que la envergadura del bofetón traspasa de medio a medio el país y allende fronteras.

La lectura del voto particular del juez Ricardo González pidiendo la absolución de los energúmenos abarca desde el vómito al llanto, porque le ha servido en bandeja los argumentos a la defensa de los violadores y de paso ha dejado clara la desprotección manifiesta de la que es capaz,  la cual nos deja en una situación de indefensión del todo intolerable en un sistema democrático.

Esta sentencia ha conseguido ponernos de nuevo en pie, encontrar en la calle y en las concentraciones el calor que necesitamos, pues a la vista está que las frías resoluciones protegen las más disparatadas conductas de muchos hombres.

Una niña de cinco años violada repetidamente hasta los diez no merece una condena de su agresor porque “no opuso resistencia”. Si esto no responde a una mente enferma y carente de sensibilidad y del más mínimo sentido común ya me dirán a qué responde entonces.

Exigimos formación en todos los ámbitos, tal vez con ésta alguien nos pueda ver como sujetas de derechos, derecho a mantener relaciones libres, derecho a decir No, derecho a ser respetadas y derecho a ser protegidas por la ley cuando finalmente una mujer se decide a ir al juzgado en busca de amparo.

Anunciación Belchí Gómez, coordinadora de la asociación ‘Mujeres por Mujeres Jacarilla 2012’

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