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Miles de toneladas de cítricos sin recoger dejarán pérdidas en la Vega Baja de hasta 30 millones

Orihuela y la comarca de la Vega Baja no serán ajenas al terrible panorama que asola los campos de naranjas y mandarinas de la Comunidad Valenciana, con miles de toneladas de fruta sin recoger o caída en el suelo y pudriéndose en plena campaña de comercialización.

Al agricultor no le compensa económicamente hacer frente a los gastos para recoger la fruta y prefiere dejarla perder, sabiendo que puede ocasionarle un importante desembolso e incluso la ruina, puesto que las plantaciones de esta comarca son mayoritariamente minifundistas.

Los cultivos de mandarina serán los más afectados en la Vega Baja, y la causa no es otra que el incremento de las pérdidas unido a un acuerdo muy desfavorable que la Unión Europea firmó con Sudáfrica. hace dos años.
Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) aseguran que las variedades más afectadas serán la Clementina extratemprana, con cultivos en zonas oriolanas como La Murada y Torremendo, y la clementina Oronules, pero especialmente ésta, que se pagará a menos de 60 céntimos de euro el kilo.
«Hay fincas cuyos propietarios no han podido venderlas y ha quedado toda la producción en los árboles siendo una buena mandarina, que ha pasado de ser una variedad rentable, a ser un fracaso total y un desastre económico», como señala José Vicente Andreu, presidente de ASAJA Orihuela.

Hasta 70.000 toneladas perdidas
Las cifras que aportan los técnicos de ASAJA asustan; porque en nuestra comarca podrían verse afectadas más de un millar de las 6.000 hectáreas donde se ha cultivado mandarina esta temporada, con más de 70.000 toneladas que podrían perderse y hacer que las pérdidas se sitúen entre los 25 y los 30 millones de euros. Como ejemplo, una finca de Torremendo dejará 2.000 toneladas en los árboles y sin recoger.
«Sin duda, será el año más desastroso para la mandarina de la Vega Baja», según Andreu, quien afirma que, para muchos agricultores, «es una auténtica ruina y eso obligará a despedir a trabajadores y cerrar la explotación o reconvertirse en no se qué». Y es que «la mandarina no tiene industria, y cuando llega el momento de cogerla, o lo haces o se pierde». El responsable local de ASAJA explica que este problema «no lo afronta igual un agricultor con 200 o 300 tahúllas que aquel cuya finca es de una superficie mayor y que tiene otros cultivos para negociar».

En cuanto a la repercusión en las cooperativas, Andreu cree que no se verán especialmente afectadas «porque la mandarina no es su principal negocio». En la pedanía oriolana de La Aparecida sí se comercializa la mandarina para el territorio nacional y para la exportación, pero no alcanza ni el 15% de su volumen de trabajo. Este cítrico es un complemento a las exportaciones de naranja y limón.

La competencia de Sudáfrica
El mayor culpable de esta situación es el acuerdo que la Unión Europea mantiene con Sudáfrica, que ampliaba un mes y medio el periodo de importación de cítricos sin aranceles, pasando del 15 de octubre al 30 de noviembre. Además, implicaba la reducción del arancel del 16% de forma progresiva hasta que en 2025 el país africano no pagara nada por exportar sus cítricos a Europa.

El presidente provincial de ASAJA Alicante, Eladio Aniorte, mantuvo este lunes una reunión con el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, en la que se abordará este problema. Aniorte manifiesta que la retirada de 50.000 toneladas de cítricos anunciada por el ejecutivo autonómico, «no es efectiva», y señala que la cifra debería subir hasta las 200.000 toneladas, además de reivindicar que se paguen directamente al agricultor y no a las cooperativas.

Este veterano agricultor es partidario de que en la Vega Baja se cultive menos mandarina, «porque no tenemos el mejor terreno, quitando alguna zona concreta. En Castellón y Valencia la tierra es más generosa con la mandarina, con mejor clima y agua de mayor calidad, mientras que la Vega Baja es mejor para el cultivo del limón, que con poco cuidado puede dar hasta 300 kilos por árbol». Como relata Aniorte, «un obrero en Sudáfrica cobra 1 euro al día, y aquí se pagan hasta 10 euros por hora más cotizaciones. Frente a eso no podemos competir».

La solución para hacer frente a esa brutal competencia de países mediterráneos del norte de África pasa, según el presidente de ASAJA, por una reconversión de variedades, «y no hay otro camino». Aniorte asegura que de unas 20 variedades, habría que dejar 5, «porque es un fracaso que salgan al mercado al mismo tiempo hasta 10 variedades. Debemos buscar hueco en los mercados europeos para competir con la calidad y los bajos precios de mandarinas de otros países».

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