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Las mujeres de Granja entran en la historia de los festejos medievales de La Cruz

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Las mujeres de Granja de Rocamora entran este año en la historia de los festejos medievales de La Cruz que se remontan al  siglo XIII. Será la primera vez que sólo mujeres ostentarán el honor de ser las capitanas de las banderas y de la popular ‘Soldadesca’.

El desfile presentación de las pioneras capitanas tuvo lugar el pasado domingo 30 de abril por las calles de la localidad, y esta escena histórica se ha repetido este lunes 1 de mayo y martes 2, además del miércoles, 3 de mayo, festividad de La Cruz.

Las capitanas pertenecen a la Asociación de Amas de Casa de Granja de Rocamora y alcanzaron este privilegio histórico tras superar a varios grupos de hombres que compitieron en la puja pública de la capitanía que puso broche final a esta fiesta medieval el 3 de mayo del año pasado. Las capitanas con las banderas y los niños vestidos como angelitos, rememorando una danza con música medieval alrededor de los dos estandartes, desfilan y repiten esta escena histórica por las calles de Granja ante numeroso público asistente de esta y otras localidades de la Vega Baja.

 La Santa Cruz

La presencia desde el siglo XIII de una astilla del ‘Lignum Crusis’ (madero donde fue supuestamente crucificado Jesús de Nazaret, envuelve en un halo de misterio y devoción las celebraciones de ‘La Santísima Cruz’ del 3 de mayo en Granja de Rocamora.

Los historiadores barajan diferentes hipótesis para explicar la precencia de esta reliquia ‘Lignum Crusis’ (que cuenta con el reconocimiento oficial y bendición de la Iglesia). Una de las teorías apunta a la compra de la reliquia (como ocurrió en otros lugares en el Medievo) y construcción de la ermita, donde es venerada desde hace siglos, por parte del Conde de La Granja o por los señores feudales del lugar, la familia de ‘Los Rocamoras’, con casa solariega en la ciudad de Orihuela.

Otra de las hipótesis de los investigadores, más en la corriente romántica de la historiografía, sostiene que un trozo del madero del ‘Lignum Crusis’, a través del Mediterráneo, recaló en la costa alicantina. Desde allí, fue trasladado hacia el interior propiciando primero la construcción de la ermita de Granja de Rocamora y luego la de Abanilla (pueblo murciano donde se venera otro ‘Lignum Crusis’), hasta alcanzar los dominios del señor de Caravaca de La Cruz donde fue erigido el majestuoso santuario de La Vera Cruz.

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