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Emilio Bascuñana: «Creo sinceramente que es la mejor solución planteada para no destruir totalmente la plaza»

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Después de que anteriores gobiernos plantearan diversos proyectos para derribar o mejorar la Plaza de Toros de Orihuela, (PP año 2008 y Los Verdes, PSOE y CLR año 2012), ninguno de ellos salió adelante hasta la llegada del actual equipo de gobierno, que también lo incluyó en su programa electoral.

Los planes que fueron proyectados también por el arquitecto oriolano Rafael Legidos en esos dos anteriores mandatos, se llevarán a cabo ahora mediante una modificación del proyecto para una actuación intermedia que el alcalde, Emilio Bascuñana, califica como «realista a la vez que ambiciosa».

Como mantiene el primer edil, dieciséis meses después de presentar el proyecto, «sinceramente, es la mejor solución planteada para no destruir totalmente la plaza». Y es que la opción defendida por el concejal Antonio Zapata en el año 2012 planteaba demoler la plaza parcialmente, dejando una cuarta parte de los anfiteatros y chiqueros en pie para dar lugar a un espacio como aparcamiento público y a la vez para celebrar espectáculos, además de contemplar una zona como espacio verde tematizado con elementos taurinos.
Bascuñana asegura no entender las críticas al actual proyecto, «porque el anterior sí que era cargarse la Plaza de Toros para siempre». La actuación que comenzará en unas semanas mantiene el viejo coso taurino como elemento arquitectónico tradicional y patrimonial para espacio multiuso.

Por otro lado, los socialistas oriolanos también alertaron de la posibilidad de que el proyecto de remodelación de la vieja plaza de toros «sufra sobrecostes y modificados», como señaló el edil Víctor Ruiz en octubre de 2016. Sobre esto, el primer edil reitera ahora que «no se ha sacado un proyecto para que haya sobrecostes, y se ha hecho en base a la valoración que el arquitecto hace de la obra. El alcalde no decide un presupuesto». Bascuñana espera que no se produzca sobrecoste alguno en la obra.

A favor y en contra
Hasta llegar a este punto, el equipo de gobierno, formado por PP y Ciudadanos, ha pretendido, en busca de un consenso, recoger las voluntades de asociaciones, historiadores y vecinos con posturas muy diferentes, pero ha sido prácticamente misión imposible.

Por un lado, los vecinos que llegaron a constituir el colectivo ‘Solución a la plaza de toros de Orihuela. Recuperación de espacio público’, aplaudían la actuación para acabar con el que, durante años ha sido un espacio ruinoso y en peligro de derrumbe, que llegaron a calificar como «un castillo del terror», y donde han sido precisas varias actuaciones municipales para mejorar la seguridad e higiene de la zona. Pero este grupo llegó a disolverse al aparecer posturas enfrentadas entre sus miembros tras el proyecto presentado por el alcalde Bascuñana.

Los más críticos con las obras planteadas y a punto de ejecutarse son los propios taurinos oriolanos. Los presidentes y responsables del Club Taurino de Orihuela y de las peñas taurinas ‘Basilio Mateo’ y ‘José Mari Manzanares (hijo)’, anunciaban su lucha «por salvar un patrimonio arquitectónico, humano y cultural de la ciudad», y reclamaban la reconstrucción de la plaza con la intención de acoger espectáculos de este tipo. Además, desde la Comisión Pro-Recuperación y Restauración de la Plaza de Toros, con José Ruiz Cases como portavoz, pedían a Bascuñana una reconstrucción del coso «pero guardando su espíritu como plaza de toros».
Su propuesta era recuperar el proyecto de reconstrucción que en 2008 aprobó el gobierno de Mónica Lorente, que se llegó a licitar pero que la crisis paralizó. Recordaban que la tauromaquia está declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial, pero sus esperanzas de volver a celebrar espectáculos taurinos en Orihuela se esfumaban en octubre de 2015 cuando el pleno aprobaba una propuesta de Cambiemos que contó con el apoyo del PSOE y Ciudadanos, la abstención de Foro Demócrata y el voto en contra del Partido Popular.  Sin embargo, Bascuñana recuerda que este proyecto «deja las puertas abiertas a recuperar una plaza de toros como tal si algún día hay voluntad ciudadana y política».

El alcalde se muestra convencido de que el resultado «va a satisfacer a la inmensa mayoría de vecinos y oriolanos», y como asevera, «podrá gustar más o gustar menos, pero vamos a acabar con un ‘problemón’ creando un espacio para uso y disfrute de todos los ciudadanos».

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